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5 datos fascinantes sobre la leche materna y el proceso de amamantar

Con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, les presentamos cinco datos fascinantes sobre amamantar y el inquebrantable y valioso vínculo que se crea entre la madre y su bebé.

 

  1. La leche materna se transforma a medida que crece el bebé

La leche se va transformando en función de las necesidades del bebé que va creciendo. En los primeros días, se denomina calostro, y generalmente tiene un color más amarillo y una consistencia más espesa para que el bebé aprenda a succionar.

De tres a cinco días después del parto, la leche empieza a cambiar. Se vuelve más blanca y más líquida, hasta convertirse en lo que algunos denominan “leche madura”, hacia la segunda semana después del nacimiento del bebé.

Por otra parte, según el portal KidsHealth.org, la leche puede tener variaciones leves de sabor, dependiendo de los alimentos que ingiera la madre, por lo cual, de alguna forma, el bebé se va preparando para reconocer los sabores propios de su cultura.

 

  1. La leche materna es capaz de prevenir enfermedades en los bebés

La leche materna es un alimento indispensable lleno de nutrientes y vitaminas, que constituye todo lo que necesita el bebé hasta los seis meses de vida. Esta reduce las posibilidades de que sufra enfermedades y padecimientos como leucemia, síndrome de muerte súbita infantil, sobrepeso y obesidad, diabetes tipo 2, infecciones gastrointestinales y respiratorias, alergias, presión arterial elevada y colesterol alto, según información del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Además, la lactancia materna en los primeros meses está asociada con mayores índices de coeficiente intelectual en los niños y mejor desarrollo cognitivo a largo plazo.

 

  1. Amamantar previene enfermedades en la madre y la ayuda a estar en forma

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), amamantar ayuda a las madres a prevenir hemorragias, ya que la oxitocina liberada al lactar contrae el útero. Además, según la OPS (Organización Panamericana de la Salud), contribuye a reducir el riesgo de enfermedades como cáncer ovárico, cáncer de mama, diabetes tipo 2, hipertensión arterial, ataques cardiacos, anemia y osteoporosis a largo plazo.

Igualmente, las ayuda a recuperar la forma física que tenían antes del embarazo, debido al gasto calórico, al encogimiento del útero y al tono muscular propiciado por la oxitocina.

 

  1. La producción de leche materna es proporcional a la demanda del bebé

Cuando el bebé succiona el pecho de la madre, estimula la glándula pituitaria anterior en el cerebro, lo cual produce oxitocina y prolactina, que influyen en la secreción de la leche. Por lo tanto, entre mayor estimulación tenga la madre por parte del bebé, mayor cantidad de leche podrá producir. Por esto, cuando una madre no produce suficiente leche, se recomienda que ponga al niño en su pecho con mayor frecuencia.

Según el documento “Nutrición humana en el mundo en desarrollo”, de la FAO, la cantidad de leche que producen las madres aumenta de 100 a 200 ml al tercer día del parto, y de 400 a 500 ml a los 10 días de nacido el bebé.

 

  1. La leche materna es el primer refuerzo inmunológico que recibe el bebé

No hay duda de que la leche materna es un alimento esencial para el bebé. Además de brindarle todos los nutrientes que necesita, ayuda a que su sistema inmunológico se desarrolle plenamente.

Según la FAO, la leche materna tiene anticuerpos e inmunoglobulinas, que evitan infecciones; células vivas, como glóbulos blancos, que ayudan a combatir virus; y un carbohidrato llamado factor bífido, que contribuye a generar bacterias buenas, como los lactobacilos, que se proliferan en el estómago del bebé y lo ayudan a impedir el crecimiento de patógenos en su estómago.